Somos uno, pero no somos lo mismo

Este es el Lucas Homero (nombre completo: Lucas Homero Jimeno Katraska). Mi cachorro Labrador, cuando tenia 2 meses.

Llegó a mi casa, para mi cumpleaños, con dos meses de edad. Al verlo, no estaba muy convencida si lo quería o no. siempre dije que quería un perro labrador, pero tenerlo ya en casa era distinto.

El comienzo fue difícil, se hacia por todas partes, mi alfombra se transformó en su baño. Mordía todo pantalones de los niños, zapatos (todos tiene alguna huella de el), y todo lo que se moviera frente a sus ojos. Era tan pequeñito, que dormía con guatero en una cajita y no me atrevía a dejarlo en el patio solo, me daba susto que bajara un gato y le hiciera algo para quitarle su comida.

Así el Lucas comenzó a crecer, a crecer y a crecer....Esta pesando mas de 20 kilos y tiene mucha fuerza. Ya no lo dejo entrar a la casa, por que se vuelve loco y arrasa con todo, hasta con el Benja. Juega todo el día en el patio. Se sube a un balancín de los niños, si no anda en skate. No le gusta estar solo. Cuando salimos, se desespera y hace puras maldades. Una vez saco una bolsa de yeso y otra de fragüe amarillo (polvo para hacer una pasta que sella las cerámicas) y lo desparramó por todo el patio. Cuando llegué quería matarlo. Todo el patio estaba amarillo y el también. Después opte por reírme mejor.

Su última gracia es saltar y agarrar cuanta ropa encuentre colgada. hasta ahora hemos perdido varios calcetines y todos mis calzones....jajaja....obligada a andar a lo gringo. No soy buena para decir garabatos, no me gusta, pero el único que me hacer decirlos a cada rato es el, repito una y otra vez: "este perro weón".

Varias veces he pensado en regalarlo, la última vez, lo conversé con mi familia y les dije, que ellos no están en todo el día en la casa y que soy yo quien debe lidiar con el. Esto significó llanto del Dani y del Benja , resignación de mi marido y un gran sentimiento de culpa en mi. Finalmente, un día, estando en el supermercado comprandole el alimento, para los días que le quedaban en la casa me dio mucha pena y me puse a lloriquear en medio del pasillo de las mascotas del Jumbo (soy llorona y que?). Y ahí decidí darme otra oportunidad.

Ahora cada día que pasa, siento que lo odio con todo mi corazón y quisiera que se vaya a la punta del cerro, perro cuando lo sorprendo haciendo alguna maldad y me mira con cara de inocente, como diciendo: "yo no he hecho nada" aún cuando tiene el el hocico el cuerpo del delito, me da risa y pienso que es una animal, que no razona y que por sobre todo es un integrante mas de la familia y aunque yo no lo quiera reconocer públicamente me robó el corazón y si el no estuviera o le pasara algo me daría mucha pena. Así es que me resigno, cuento hasta diez y repito una y otra vez: "¡¡¡ESTE PERRO WEON!!!"